La alboka es un instrumento de viento típico del País Vasco. Utilizado tradicionalmente en zonas rurales y derivado del árabe «al-Buq» (cuerno), tiene unos orígenes poco claros. Por las primeras referencias que se tienen, se especula que podría tener un origen asiático y haber llegado con la conquista omeya de Hispania en la edad media.

Tiene una morfología muy curiosa, con un cuerpo de madera por donde se sujeta, dos tubos sonoros, un cuerno de amplificación del sonido y una boquilla de madera donde se disponen dos cañas simples. Uno de los aspectos curiosos del instrumento es el hecho de que los dos tubos sonoros hacen al unísono algunas notas (de La a Re) pero el tubo izquierdo puede hacer dos o tres notas más (mi a sol) y por lo tanto, permite ciertas combinaciones y posibilidades polifónicas.

Cabe decir que esta disposición de dos tubos sonoros al unísono, con un pabellón de amplificación hecho de cuerno, lo encontramos también en algunas cornamusas norteafricanas como el mezwed tunecino. No es el único ejemplar de su especie, ya que encontramos el mismo instrumento en algún otro lugar (gaita serrana, en la sierra madrileña).

El sonido es similar al de una cornamusa y comparte el sonido continuo, ya que una de las técnicas propias de la alboka es la respiración continua o circular, que permite soplar mientras se respira, lo que permite generar un sonido ininterrumpido.

Aunque sufrió un retroceso importante, momento en que quedó relegada a zonas muy determinadas, en la actualidad hay una serie de albokaris y lutiers que la están devolviendo al espacio que le corresponde (Ibon Koteron, Alan Griffin,…).

Els Berros de la Cort, vemos en la alboka un instrumento atávico, salvaje y con una contundencia difícil de superar, y que, por tesitura y tipología de sonido, empasta a la perfección con grallas, tarotas y todo el resto de instrumentos que utilizamos. Els Berros de la Cort utilizamos una alboka construida para Osses, lutier del pueblo de Otazu (Araba).