Con un nombre que proviene muy probablemente del italiano mandorlaalmendra– debido a la forma de su cuerpo, este es un instrumento de cuerda pulsada que se toca con un plectro o púa y que consta de un cuerpo con la tapa posterior plana y un mástil sobre el cual hay montados cuatro pares de cuerdas metálicas de afinación variable según las necesidades del músico.

La mandola y algunos de los instrumentos que se le parecen pertenecen a un tronco común procedente del laúd (del árabe al-‘ud, literalmente la madera, para diferenciarse de aquellos cuya tapa armónica estaba hecha de piel), aunque la gran variedad de estos instrumentos hace muy difícil seguir su evolución. Las discusiones sobre el grado de parentesco entre laúdes, bouzukis, mandolas y otros instrumentos de la familia son muy habituales. De la mandola se han derivado de forma directa instrumentos como la mandolina o mandolina pequeña. La mandola es a la mandolina lo que la viola es al violín.

La mandola está afinada una quinta por debajo de la mandolina y tiene ocho cuerdas metálicas agrupadas en cuatro pares al unísono, afinadas de agudo a grave: la, re, sol, do. Tenemos, entonces, que las tres notas más agudas de la mandola (la, re, sol) equivalen a las tres más graves de la mandolina. La mandola se puede afinar de diversas maneras, a gusto y necesidad del músico, y es habitual hacerlo como en la mandolina o el bouzuki irlandés. Como buen instrumento de doble cuerda, la técnica básica para hacer sonar la mandola es el trémolo: tocar alternativamente las dos cuerdas al unísono, alargando así la duración de la nota.

La mandola desarrolla un papel crucial dentro de la sonoridad de Els Berros de la Cort. Es la base armónica y, junto con la percusión, uno de los puntales rítmicos de nuestro sonido. La mandola que utilizamos ha sido construida por el luthier Sedo García (http://www.sedoluthier.com).